La mayoría de los seres humanos pasamos por situaciones traumáticas.  Quizá tienes la idea de que un trauma viene de algún evento catastrófico (violencia, abuso sexual, guerras, etc.), esto no necesariamente es cierto.  Un trauma se puede dar por una situación dolorosa, amenazante o confusa que no puedes afrontar o procesar en el momento. 
La situación se pudo haber dado en nuestra infancia y cuando somos adultos puede aparecer un evento que detona todo eso que en su momento no procesamos. 
Cuando esto pasa, nos apoyamos de nuestros instintos de sobrevivencia.  Nuestros 5 sentidos se activan para captar señales de peligro inminente. En ese momento se activa la liberación de adrenalina para responder ante el estrés y las reacciones que se detonan son de ataque, huida o parálisis.  Es un mecanismo que garantiza nuestra sobrevivencia. 
Está muy bien que sigamos viv@s : ) , pero hoy podemos estar pagando un precio por estas respuestas instintivas a lo largo de nuestra vida.  Este precio es el de haber pasado por estos momentos amenazantes desconectand@s de nuestras
emociones, cuerpo y espíritu. Al estar desconectados, tenemos la sensación de no tener ningún control ante estas respuestas, y de estar solos, cuando no es así.  
Para sanar, es necesario conectar con las partes de las que nos desconectamos. El cuerpo y las emociones son el hilo conductor que nos llevan al origen de estos traumas.  Al entender su origen, trabajar con la energía a nivel corporal y emocional se abre la posibilidad de liberarlos y SANAR.